jueves, 28 de agosto de 2008

El tiempo perdido

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Me lo propuse hace un año (feedback) y lo he aprendido por segunda vez: el tiempo perdido no se recupera.
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Para compensar, he aprovechado tanto el presente que me siento cómo si hubiera encotrado una cajita polvorienta, debajo de una baldosa de mi cuarto, y al abrirla hubiera encontrado mi tiempo perdido. Estaba junto un montón de años, de diferentes colores y formas. Con anillos como Saturno. Y una estrella, pero no la polar. Verdes, Rojos, Blancos. El tiempo amarillo. Años azules pero lógicamente ninguno violeta. Sin música. Algo sencillo y rápido. Encendí incienso, me senté en la cama, inspiré, aguanté la respiración y soplé tan fuerte como pude.

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Ahora el tiempo está en mi cuarto. Ha vuelto a mi vida sin desintegrar la persistencia de la memoria, pero no lo he recuperado.

vvvvvvvvvvvv.......................................................................................................................................................imagen: charuca


lunes, 25 de agosto de 2008

C'est fini

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Aplastamiento de las gotas

Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
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Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
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.......................................................................................................................Julio Cortázar