Es curioso como en una semana puedes pasar de ser familia numerosa (un poco más que la Tribu de los Brady) a vivir en en albergue. Hace tan sólo unos dias éramos 6 en el piso, y por una serie de compromisos (ninguno mio) vamos a ser 11 durante el verano.
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No me gusta nada esta situación porque cada vez más me molesta que el piso esté hecho un asco y que NADIE pase la escoba, ni saque el polvo, que hayan birras vacias por todas partes, que determinadas personas NUNCA frieguen los platos, que a las 7 de la mañana el pasillo de casa y la cocina parezcan las ramblas en hora punta, que los pelos de la ducha se queden en el borde de la bañera por dias, que los cables de internet estén por todas partes y que bla bla bla bla bla.
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Lo mires por donde lo mires 11 personas es demasiado. Pensaba que no llegaría este momento pero ahora ya lo digo abiertamente y sin ningún tipo de reparo: cada vez veo más cerca el momento de cambiarme de piso. Y mira que hay cosas muy buenas donde vivo ahora y mis compañeras son muy majas, pero supongo que llega un punto en que has de valorar los pros y los contras, y si los contras superan a los pros....te lo has de empezar a plantear. Pero de todas formas no creo que se haya acabado una etapa ni mucho menos, sólo que ahora veo que no todo es de color de rosa y que probablemente en unos años decida que hasta aquí hemos llegado, cosa que hace un año me parecía altamente improbable que se me pasara por la cabeza.
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No me arrepiento de haberme lanzado a la aventura de compartir piso con tanta gente, porque he aprendido (y estoy aprendiendo) mucho y porque he tenido la oportunidad de conocer a personas que cada una a su manera, me ha aportado un poquito de su esencia, y supongo que por eso también habré cambiado yo. Ver cómo viven los demás también te enseña a aprender a vivir. En realidad es otra de las etapas de mi vida que dentro de unos años miraré con nostalgia y recordaré con mucho cariño.
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Así que ahora ya sabeis una de las preocupaciones que hace tiempo que me ronda por la cabeza. Estoy contenta de haberla canalizado porque la tuve atragantada durante más de un mes y me causó una cana, que obviamente me arranqué porque paso de parecer Morticia Adams.
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Hablando con un amigo del tema del piso y de las crisis existenciales recurrentes que tengo desde la adolescencia, me dijo una frase que me pareció genial, y que en realidad es filosfia en estado puro: Hay cosas peores que la vida. Tiene razón. Por eso no voy a preocuparme excesivamente por la vida y por el futuro, intantaré vivir más tranquila e intentaré relativizar los pensamientos vertiginosos que me llevan a escribir posts a modo de confesión a media voz en el diván de un prestigioso psicólogo.
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1 comentario:
Carol,
Tu casa es como una caja de bombones, nunca sabes a quién te vas a encontrar!
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