Efecto dominó

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Todo.

Absolutamente todo enrarecido.

Y me refiero a todo el universo que rodea al Cosmos.
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Parece como si el efecto dominó se hubiera adueñado de las vidas de la gente que me rodea. Primero fueron las Torbellinas con sus cambios, que sólo han hecho que empezar: nuevos trabajos, nuevas oportunidades y, quizás, nuevas ciudades. Enseguida Mai abandonó la vecindad civil de Consell de Cent por la de la Plaça del Pi, que no sólo le ha permitido conocer a nueva gente sino que además ahora se comenta que ha ganado una terraza, y digo se comenta porque todavía tengo pendiente una visita a su nueva morada. Al tiempo, unos colegas bastante recientes me informan de su inminente cambio de piso del Eixample a la Barceloneta y esta semana S. cierra un círculo y se marcha con la mochila llena de historias vividas del que ha sido su hogar los últimos dos años.

Ante todos estos cambios, estaba claro que el Cosmos no podía permanecer inmóvil: dos de mi piso nos han comunicado su próxima marcha, por lo que de la plantilla de 7 que antaño fuimos ya sólo vamos a quedar 4. Ante el espacio sobrante y teniendo en cuenta pequeños handicaps como la instalación eléctrica, los pingüinos que habitan en el pasillo en el mes de invierno y el pollazo de medio metro que a modo de grafiti nos han pintado en la puerta del edificio, el resto del equipo hemos iniciado el proyecto de búsqueda de una nueva mansión que nos inyecte una buena dosis de chi o energía vital**. No sé en que va a acabar todo esto, pero tal y como pronostiqué hace poco se empieza a vislumbrar una tormenta de cambios en Consell de Cent.
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Así que ya lo veis.

Absolutamente todo enrarecido.

Todo.
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** Los conocimientos de la circulación de energía en el cuerpo humano comienzan hace unos cuatro mil años. La medicina china descubrió que la energía circula por canales denominados meridianos que circulan como ríos en todo el cuerpo. Si la circulación de Chi no es la adecuada o se encuentra bloqueada se produce un desequilibrio energético, si ese desequilibrio no se corrige puede dar lugar con el tiempo a una enfermedad. Los sabios de la antigüedad consideraban que solo bastaba la meditación estática y la respiración para regular el cuerpo y la mente. Con posterioridad los médicos y físicos chinos afirmaron que para aumentar la circulación energética además de meditar había que moverse.

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